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Carolina Castell

 

En la etapa en la que la mayoría de las mujeres se jubilan y disfrutan de los nietos, yo he cambiado hasta de nombre.

Decidí que como escritora, los lectores me conocerían como Carolina Castell.

A los 16 años la melancolía se apoderó de mí y empecé a escribir poesía. Sin ninguna base académica me lancé a externar tanto mis sentimientos como la percepción de una ausencia sufrida por otra persona o el desamor ajeno. Durante 5 años mis lecturas eran libros de poemas, destacándose Gustavo Adolfo Becker como mi favorito. En ese tiempo también quedaron en hojas las letras que formaron mis versos y prosas.

La inquietud por escribir siempre me acompañó, pero siempre quedaba a la expectativa de que algún día tomara una pluma y resolviera qué era lo que revoloteaba en mi interior; que deslizara la tinta en el papel para descubrir aquello que ni siquiera yo sabía que existía.

Comencé a dar forma a la historia de la familia que conocí a través de mis padres. Ahora soy el último eslabón para que mis sobrinos sepan el origen de su existencia; la herencia de sus raíces y las anécdotas y vivencias de sus abuelos.

Ese escrito me llevó, hace cuatro años, de la mano de mi pareja, a un taller literario dirigido por Rosa Nissan (Novia que te vea), qué está enfocado a la autobiografía y ahí descubrí que me gustan las historias cortas, algunas basadas en hechos reales, algunas producto de mi imaginación, pero que no dudo que puedan tener parecido con la vida misma.

Ahora también está en espera mi autobiografía novelada para darla a conocer.

Los poemas en mi juventud y las historias cortas en mi madurez, sacian de alguna manera mi deseo de externar todo el remolino de sentimientos acumulados a lo largo de toda una vida.

 

Carolina Castell

barrosl7@yahoo.com.mx

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